sábado, 22 de septiembre de 2007

El chamo, promotor funerario


En estos años de vida no han sido pocas las distinciones con las que me han bautizado. De pequeño me decían el mocoso, título que a toda honra portaba. Cuando los compañeritos del kinder me veían, sé que sentían respeto por mis segregaciones nasales. Algo que me llenaba de orgullo. Mi madre y maestras se encargaron de quitarme aquel privilegio con una buena dosis de regaños. Entonces, el sabor de los mocos, así como el de los jugosos saltamontes, quedarían almacenados muy adentro como recuerdo remoto. Mi paladar a veces extraña, pero el pudor y las reprimendas de antaño hacen de aquellas degustaciones momentos de éxtasis que con los días parecen cada vez más lejanos.

Ya no soy más el mocoso, pero súbitamente me convertí, por unos instantes, en el ñángara, producto de un viaje que hice a La Habana a finales de los noventa, antes de Chávez. Tal vez me gané el mote porque comencé a disfrutar de la trova cubana que, curiosamente, me traía recuerdos infantiles, de la época cuando aun era el popular come mocos del preescolar Chimborazo en pleno corazón de Caracas. Entonces, cuando era el ñàngara recién llegado de Cuba, comprendí que la gente no entendía y que habían otras formas de ver la vida sin necesidad de caletrearse a Engels o recitar de memoria los tres tomos de El Capital. Tampoco había necesidad de viajar a Miami o corromperse ante el dinero. Comprendí que vales lo que eres y no lo que tienes, cosa difícil de entender en un mundo cada vez más pragmático y menos romántico. Entonces, entendí que, a pesar de las rigurosas doctrinas y mi poca simpatía hacia la autoridad establecida, viviría, concepto que he ido aprendiendo. Así las cosas, el que parecía un ñángara, realmente no lo era. Por lo tanto, una distinción que no es asumida pasa a ser un un simple apodo.

Ya no soy más el ñángara y como en cascada pasé a ser el jodedor, el borracho, el idiotaquesecomelaluzyvaporelhombrilloalegandoquetodoesproductodeladinámicasocial, el que llora cuando va al cine y cuando no, el infiel, el pana del carro, el que te debe unos reales, el que raspó por inasistencia, el que tiene cigarros, el que siempre pide cigarros, el que duerme hasta tarde y así.

De verdad, creo que todos los honores me los he ganado en buena lid. Algunos no me han costado el más mínimo esfuerzo, aunque sea difícil de creer. Otros, no me los esperaba, porque son producto del día a día y han pasado desapercibidos para mi. Es que pongo muy poca atención. Ahora me asumo como promotor funerario. Creo que es la distinción con más pompa de todas las que he tenido. Suena hasta importante: "El Chamo, Promotor Funerario" !Mierda!

Confieso que no sé muy bien de qué va eso, pero me gusta la idea porque tiene una esencia especial. Éste nuevo cargo me remonta al recreo en el Chimborazo, cuando mis compañeros me veían hacer de las mías. Ellos me llamaban el mocoso. Yo disfrutaba de aquellas mucosidades sin poner reparo; era el rey de aquella materia glutinosa que brotaba de mis fosas y ellos ahí parados viéndome, sin hacer nada al respecto. Algo me dice que hacían lo mismo, pero a escondidas. Se notaba que también eran culpables. No era el único mocoso. Tal vez el más notorio, pero no estaba solo. Lo sé. Tampoco ando por mi cuenta con estos nuevos honores. Y ahora que lo recuerdo todo tiene sabor a jugosos grillos, otra vez.

3 comentarios:

Litro dijo...

Nunca has tenido más colegas en toda tu vida... Cuán lindo es sentir que no estás tan solo cuando te agobia tanta responsabilidad?
Acá te mando algo para que lo disfruten también todos los interesados. En el siguiente link:

http://www.youtube.com/watch?v=U0kJHQpvgB8

encontrarás un fragmento de la película "the meaning of life" del grupo de creadores ingleses Monty Python's (de donde salió uno de mis directores favoritos: Terry Gilliam, entre otros)
Este fragmento hace una caricatura de como los cristianos han proliferado en el mundo de manera descontrolada asumiendo la postura de que el sexo es sólo para reproducirse. "Every sperm in sacred" es el tema central.
Es una pelicula que vale la pena ver enterita. Te invita tanto a reirte a caracajadas como a reflexionar seriamente sobre el sentido de la vida. Es sencillamente perfecta.
A lo que voy. En el minuto 2:57 del video aparece una caravana funebre. Así como ellos es que me gustaría verte asumiendo el papel de promotor funerario. Serías un éxito, bro. Te lo aseguro.
Mierda, hoy tengo una incontinencia crónica. No paro de escribir pendejadas.
Hasta siempre...

Litro dijo...

Si, bueno... es un musical... y qué?
Diganme pegado. Siempre tendré como consuelo a acuario y su enfermedad con nombre (Stepehen) y apellido (King)

Pablo dijo...

Dicen que "mal de muchos, consuelo de tontos"... siempre habrá alguien que esté más enfermo que tú (http://www.stephenking.com.ar/ al lado del pana que hizo este sitio yo soy un neófito en la obra de King). También soy de quienes piensan que es mejor conocer bien a pocos autores que superficialmente a muchísimos.

De niño prácticamente nunca me saqué los mocos... esa maña la agarré estando más grandecito.

No me gusta la idea del chamo promoviendo funerales... sólo te advierto lo que alguna vez le dije a mis amigos de la infancia: Si el día que me muera me organizas una misa, regresaré de la tumba a entrarte a patadas. La misa que sea mandada a hacer por las que lo necesiten (mi mamá, mis tías.. qué se yo). Mis panas que beban durante mi funeral pa que se caguen de la risa con mi recuerdo, se pongan a llorar o se quiten las inhibiciones y me menten la madre si les da la gana. Promoviendo una "pea general" si te cuadraría el nuevo mote.

Saludos...