jueves, 3 de mayo de 2007

Hombres trabajando: pasticho de crepes bacanas

Quisiera cocinar bonito con palabras como el resto de los pasticheros, pero no se puede cuando el chef apremia y uno, el pelapatatas, llega tarde por ver una película del festival de cine francés y se la trae en la boca para hablar.

Es una interesante receta la que se han armado con Hombres Trabajando, o Travaux on sait quand ça commence..., para las hermosas chicas que van al festival a recordar los escenarios que alguna vez pasearon.

No los voy a marear, porque basta con el aroma de esta receta. Una abogada defensora de los inmigrantes, trabaja con refugiados africanos y decide, para alejar a un hombre realmente pesado y hogroroso, reacondicionar su apartamento. Así, en obras, con una vida en obras, se reconstruye una mujer plena, con hijos adolescentes, una madre medio loca y criada asiática.
¿Quiénes son los obreros? Us, pues unos paisas, hermano, que vienen a ponerle música al ritmo de chapucerías y desastres de albañil. Así la casa se llena de colombianos, marroquíes y un italiano con aires de artista de azulejos.

Es Murphy liado con caos para pervertir toda la normalidad. Es una cumbia ruda en pleno centro de París, donde los contrapuntos nos brindan una Europa cada vez más mixta y de mil idiomas. Un continente que quiéralo o no, dejó atrás los feudos y las identidades nacionales para fundirse en colores. El guión da el compás con el que no puedes entender a uno sin el otro. La resignación de la miseria africana da paso al jolgorio latino de obreros que le ahorran la mitad del trabajo a los subtituladores y mentan madre como hijo de vecino mientras martillan la vida de la mujer perfecta, de la jefecita madame.

Carole Bouquet, la hermosa actriz que baila al dar argumentos ante las autoridades, debe tragar fuerte y resistir el hecho de quedarse sin paredes ni techos ni cocina. Suerte de terpsícores en cuerpo de abogada, nos baila un tap, canta hip hop o es romántica odalisca que termina con un pedestal de cemento fresco bajo los pies. Exitosa solitaria, como todas las que desean serlo. Apegada a la causa social de los inmigrantes en una Francia convulsa.

Ver la película a través de sus ojos no resulta igual que verla desde el espectador latino, el sabrosón como uno que sí entiende cuando los obreros bailan salsa brava, o se recorre París con una bachata de Juan Luis Guerra en el radio del coche (mon amour, quisiera ser un pez para tocar mi nariz en tu pecera...), o mejor aún, vemos a los inmigrantes africanos acumulados y escondidos en sótanos y en español se escucha de fondo esa canción de las venas: "En los años mil seiscientos, cuando el tirano mandó...".

Ese cruzado de culturas es la película hombres trabajando. Un ex sicario que se hace llamar Betamax y enseña a bailar a la francesita. Un ex guerrillero que cambia la bandeja paisa por la baguette. Un guión asfixiante en lo hilarante y lo caótico. Con su toque de santería y rituales de pollo. Un negro bien vestido para evitar que la inmigración le pida papeles y lo eche sin remordimientos. Una nueva vida para todos.

Al final, una casa grande como el corazón del país receptor en ojos del expatriado. Una buena película para recomendar en estos días de Festival.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No te bastó con inundarme(nos) de palabras rebuscadas que solo se encuentran en la mitad oculta del diccionario, sino que además (NO ME CUENTAS EL FINAL, PERO CASI) te acreditas como tuyo un análisis de un diario matutino cualquiera:

"Un continente que quiéralo o no, dejó atrás los feudos y las identidades nacionales para fundirse en colores" (Eso déjalo para los 80's, por favor).

Amigo, me mataste la peli.

Saludos.

Anónimo dijo...

Anónimo de mi corazón, la ignorancia es una enfermedad casi incurable (Por no decir, completamente incurable)

Procura no caer más bajo.

Si no conoces esos términos, pues búscalos en el diccionario, como bien lo dices tú. Por los menos así se aprende algo nuevo toos los días.

Y por cierto, en los 80's tuviste que haberte quedado tú y no llegar a destruir , POR DESTRUIR, cualquier cosa que lees.

Besos para tí, ANÓNIMO

(la ignorancia mata)

Pablo dijo...

Apuesto que "Anónimo" tiene el pipí chiquito...

Anónimo dijo...

Anónimo:
Sencillamente uno no debería responder anónimos. Sobretodo porque aquí todos usamos un nombre o un seudónimo como identidad que sostenga lo que expresamos.
Te invito a que consigas ese contenido "citado" en el diario que mientas y me des la referencia exacta, más por ti que por mí como autor del post.
La frase me vino a la cabeza porque tres días antes de escribirla me bajé de un avión tras haber pasado una semanita entre comunidades inmigrantes y nativas en Europa sintiendo el proceso que sigue en marcha aún hoy. La inmigración en los años ochenta ni siquiera era un fenómeno cultural notorio como lo es ahora que hasta puedes gozarlo amablemente (el lado amable del asunto) a través de una película, de la que no cuento el final.
¿Será que la frase suena a diario matutino porque trabajé en uno? ¿Será que suena a diario matutino porque en las escuelas de periodismo nos intentan enseñar un lenguaje así de cursi? Viéndolo ahora, puede ser... Ni a mí me gusta lo que escribo cuando lo releo, pero ese al final es mi problema.

Y lo siento, mis amigos están completos.