sábado, 19 de mayo de 2007

“Síndrome de la lozanía de los piropos”


Las mujeres somos seres complejos, según la mayoría de los hombres. Pero, hay algo en lo que somos tan básicas, que cualquiera puede notarlo.


Las mujeres solemos arreglarnos más de lo normal para algunas ocasiones especiales. Nos encantan los piropos. Nos gusta que noten que hicimos un “esfuerzo extra” para vernos más bellas que el resto. Nos encanta que se den cuenta si tenemos algo nuevo, o si nos peinamos diferente. Somos básicas, porque todas sufrimos de ese “síndrome” que he decidido llamar, junto a mi amiga Manto, “el síndrome de la lozanía de los piropos”.


Explico. Este síndrome le da a toda aquella mujer que se emperifolla un poco más de lo normal y empieza a recibir buenos comentarios de los cambios. Pero, que sabe que no puede hacerlo a diario porque dejaría de ser extraordinario. Es un síndrome común. Toda mujer lo tiene y los síntomas para todas son muy parecidos.


Cada una recibe los piropos a su manera. Unas ríen. Otras se quedan calladas y esperan a no ser vistas al ruborizarse. Otras se aprovechan de la situación para provocar más piropos (a estas las llamo glotonas). Otras simplemente responden dando las gracias. En fin, cada una lo hace a su modo.


Sin embargo, todas sentimos un “fresquito” por dentro. Un “no sé qué” que alegra el momento. Una buena sensación de haber logrado algo positivo con el cambio. El mercado es bastante amplio. Los gustos son muy variados. Pero, todas reciben en algún momento el piropo adecuado, ese que la hace ver más radiante aún. Más lozana. Más relajada.



¿Ven?


Las mujeres no somos tan complicadas. (En estas situaciones - digo)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Coño amiga , no pegas un post decente.
Suerte para la próxima.
j.tm

Anónimo dijo...

No les ha pasado que después de horas frente al espejo decidiendo la ropa a usar, las prendas que combinan y el color del labial que mejor le va al vestuario, durante la prometedora noche (casi siempre al final) o al llegar nuevamente a casa se dicen "por qué me puse ésto si con esta otra me veo mejor".
Qué insatisfacción!
O indecisión... qué complicadas!